El zumo del tiempo
resbala por mi frente,
ahora que ya no sangran
mis recuerdos
y sé lo que quiero,
que no busco
y encuentro por doquier
el mínimo comienzo,
la lanzadera,
el tobogán sin freno
que me arrastra a tu cuerpo,
pálido y seguro.
Ahora que ya no sangran
mis recuerdos,
te veo nítida,
accesible y transparente,
siempre fuiste así,
como imaginaste
y yo no pude ver
vendado de memorias,
de recuerdos
rebobinados en vano.
El zumo del tiempo
y descubre tu fidelidad
a pesar de mi voz
y mi constante cambiar;
y aprendo,
siempre estuve aprendiendo,
porque siempre
te mantuviste aquí,
expectante,
al margen de mis recuerdos.
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