Tu corazón de barro
se deshace esta noche,
ni el calor de la hoguera,
ni mi certeza,
pudieron templarlo.
Vidas deshilvanadas
por el destino,
por tu conciencia,
tan cercana
como lejana,
tu fugitiva presencia.
Como sangre de herida
brota, mi manantial
de caricias domésticas,
de susurros al oído
en busca de tu tiempo;
de nada sirvió.
Pasión desgastada
en otro cuerpo,
en otra risa,
en otro verso
que canta lo lejos
que hoy te siento,
aunque sea así
como quizá entienda,
que tu corazón de barro
siempre fue para mí de piedra.
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